La IASP (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor) define el dolor como “una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial”.
Siguiendo los preceptos de esta definición, entendemos que siempre que existe dolor, las células que conforman la zona donde encontramos el dolor tienen que sufrir daño, pero ¿qué ocurre cuando una persona refiere dolor y en las pruebas de imagen o diagnósticas todo está bien?, ¿Esa persona está equivocada?, ¿Las pruebas diagnósticas están equivocadas?, ¿O somos los profesionales de la salud los que nos equivocamos?
En el supuesto de que haya daño real en los tejidos, es decir, muerte celular, se producen una serie de activaciones a nivel del sistema neuroinmuneendocrino, con el fin de reparar el daño producido.
En el caso de que no exista daño real en las estructuras, ¿qué es lo que verdaderamente se está produciendo en todo el sistema?
Pues bien, a grosso modo, el cerebro procesa la información que le llega de manera constante. En base a ese procesamiento el cerebro toma diferentes “decisiones” y emite respuestas. El procesamiento de la información no se hace un modo «aséptico”, sino que está condicionado por un aprendizaje de vida, creencias, experiencias y opiniones expertas y populares. Es decir, que el cerebro coge la información que le llega de todo el sistema, lo mezcla con la experiencia de vida de la persona, hace una evaluación de la situación y emite una respuesta.
Si nuestro cerebro realiza una evaluación de un evento cualquiera e interpreta que existe una situación de amenaza, emitirá una respuesta de alerta que irá asociada, en muchos casos, con dolor.
Es decir, el dolor cuando no hay daño real en los tejidos, es producto de un error evaluativo que hace el cerebro de un evento concreto. Este error de evaluación se basa en situaciones de vida ya experimentadas o que te han contado, entre otras muchas cosas, por ejemplo: si hago un mal gesto, me duelen las lumbares, como ya sé que eso me provoca dolor, evito realizar determinados movimientos.
En cierto modo, a través de nuestro inconsciente, predisponemos a nuestro cerebro a realizar determinadas evaluaciones en base a creencias u opiniones que provocarán que el cerebro tome decisiones que puedan provocar dolor en algunas zonas.
Desde Centro Psicosanitario Galiani ponemos a su disposición a todos los profesionales formados en dolor crónico para trabajar de manera multi e interdisciplinar con el objetivo de mejorar la vida de aquellos pacientes que sufren de dolor crónico.