En la actualidad, debido al ajetreado estilo de vida que tanto hombres como mujeres llevamos adelante y también a nuestro medio ambiente industrial, conseguir un embarazo a veces se convierte en una tarea compleja. En España existen más de 560.000 parejas con problemas de esterilidad y la demanda asistencial de terapias de reproducción asistida se encuentra entre el 1,2-1,4 por cada 1000 habitantes y año (López, 2014).
La fertilidad es un gran indicador como baremo del estado de salud y bienestar de nuestra sociedad, con lo cual no es de extrañar que las parejas sanas y fértiles, una vez se ponen a la búsqueda de gestación, tarden una media de entre 9 meses y un año en conseguirlo. Nadie se sorprende cuando a los animales les cuesta reproducirse en cautividad, ante un evidente estrés y la desconexión con su medio natural… Sin embargo, cuando recae sobre nosotros esa misma circunstancia, nos asombramos de no poder concebir en el momento en el que dejamos de utilizar anticonceptivos.
Nos encontramos ante generaciones que saben más de anticoncepción que de concepción, donde la edad media en la que nos planteamos tener un hijo sobrepasa los 30 años, justo cuando comienza a descender la fertilidad biológica de la mujer (a pesar de ser un mejor momento social o económico para planteárselo). Además, existen factores muy importantes que están condicionando la fertilidad de hombres y mujeres como son nuestro estilo de vida, el estrés, nuestro medio ambiente, nuestra alimentación y nuestra exposición a sustancias químicas derivadas de una cultura industrializada (Ruipérez, 2016).
Pero no todo son malas noticias. Resulta que podemos hacer muchas cosas para potenciar la fertilidad natural que posee nuestro organismo. ¿Por dónde empezamos?
Conocer cómo funciona nuestro cuerpo y los ciclos reproductivos puede ser un buen comienzo para recuperar esa armonía que hemos perdido poco a poco. Es muy importante y especialmente en la mujer, conocer su ciclo menstrual, los días fértiles, y las características físicas y emocionales que pueden indicar que se acerca la ovulación. Es muy difícil escuchar al cuerpo si no dedicamos un poco de tiempo y concentración a ello.
Pero, ¿sólo la mujer tiene que preocuparse por la fertilidad? Resulta que está demostrado que los problemas de fertilidad son en un 30% causa de los hombres, 30% causa de la mujer, un 25% causa mixta, quedando un 15% de causa desconocida (Matorras, 2011). Es imprescindible que el sexo masculino tome también gran parte de esta responsabilidad y conozca cuántas cosas puede hacer para potenciar su fertilidad. Veamos cómo podemos ayudar un poco a la naturaleza.
El pilar fundamental para favorecer un estado físico propicio para la implantación de un embrión es la alimentación fértil. La alimentación fértil está basada en los alimentos tal y cómo nos lo ofrece la naturaleza, proporcionándonos todos los nutrientes esenciales para la bioquímica de nuestra fertilidad. Se recomienda aumentar el consumo de frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales, frutos oleaginosos y algas, a ser posible procedentes de la agricultura ecológica, que nos aleja de los agroquímicos, fertilizantes u otras sustancias nocivas que perjudican la fertilidad. Se recomienda reducir el consumo de proteína animal, y que ésta sea también ecológica, ya que, en la grasa de los animales, se van acumulando todos los tóxicos que ingieren los animales a lo largo de su vida y luego, pasan a nosotros al ingerirlos. Muchas veces es difícil alejarse de la cultura industrializada donde todo viene envasado, y la cantidad de conservantes, colorantes y saborizantes inunda nuestro día a día, pero todo aquello que podamos hacer para disminuir este impacto será positivo para nuestra fertilidad.
De sobra es sabido que el estrés es perjudicial para la salud, pero muchas veces desconocemos cuánto puede afectar a la fertilidad. Cuando estamos nerviosos o estresados, la adrenalina y el cortisol bañan nuestro cerebro, diciéndole que no es buen momento para concebir, ya que no va a invertir energía para que una nueva criatura se aventure en un medio hostil. Favoreciendo la tranquilidad y el descanso, estaremos colaborando con el organismo para que fabrique las hormonas que se encargan de la producción del esperma y el proceso de la ovulación.
En el Centro Psicosanitario Galiani, desde nuestra perspectiva multidisciplinar, ofrecemos recursos para optimizar esta fertilidad, de manera individual para cada mujer o pareja.
Conocer cómo podemos depurar el organismo de toxinas, posturas y recomendaciones para favorecer la concepción en nuestra práctica sexual, saber cómo afectan los contaminantes del medio ambiente y la importancia del bienestar emocional y de pareja en el proceso de la fertilidad son sólo algunos ejemplos de estos recursos y recomendaciones.
Estas recomendaciones son muy importantes tanto para las parejas que están buscando embarazo y quieren estar física y emocionalmente preparados para ello, como para las parejas que se encuentran en tratamiento de reproducción asistida en busca del deseado embarazo, pero no quieren ser pasivos en su proceso, sino todo lo contrario, hacer todo lo que está en su mano para elevar las probabilidades de gestación.
Referencias
- López, V. (2014). Epidemiología de la esterilidad. Influencia de los factores ambientales. Revista Iberoamericana de Fertilidad y Reproducción Humana, 2(31), 31-37.
- Matorras, R. (2011). Libro Blanco Sociosanitario. La infertilidad en España. Situación actual y perspectivas. Madrid: Coordinación editorial Imago Concept y Image Development, S.L.
- Ruipérez, V. (2016). Fertilidad Natural. Método Naturista de Fertilidad Shantivir. La Casita de Paz: Zamora.