Por desgracia, el cáncer se ha convertido en una de las principales causas de muerte en nuestro país y en el mundo. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 3 hombres sufrirá cáncer en algún momento de su vida.
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la incidencia del cáncer en España ha aumentado más de lo previsto el pasado año, en el que se registraron 247.771 nuevos casos. Todo ello nos indica la marcada presencia que muestra esta enfermedad en nuestra sociedad.
Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) acordaron en el 2000 que el 4 de febrero de cada año se celebre el Día Mundial contra el Cáncer, con un importante objetivo en el horizonte: concienciar a nivel mundial sobre una de las enfermedades que mayor índice de mortalidad genera. Esto se consigue dando a conocer las acciones de prevención y detección temprana, con la finalidad de detener el alarmante aumento de la incidencia.
Gracias a una mayor sensibilización y a los grandes avances en cuanto a investigación se refiere, la supervivencia al cáncer se ha visto incrementada en un 20% durante los últimos años.
Este último es un dato esperanzador que habla muy bien del cambio de mentalidad que se ha dado en nuestra sociedad últimamente, permitiendo que la lucha contra el cáncer sea percibida como una prioridad.
“Puedes ser víctima o superviviente del cáncer. Es una forma de pensar”
(Dave Pelzer, activista y escritor estadounidense)
Según la RAE, el cáncer es definido como la “enfermedad que se caracteriza por la transformación de las células, que proliferan de manera anormal e incontrolada”. Esta definición, quizá se encuentre algo limitada, dándole una comprensible importancia al factor biológico, pero dejando en un segundo plano los otros muchísimos factores que acompañan a este término y a todo su proceso de enfermedad.
Un diagnóstico de cáncer supone, además, un importante impacto a nivel emocional, no sólo para los pacientes, sino también para sus familiares y cuidadores. Las reacciones de miedo, incertidumbre, incredulidad, rabia o tristeza forman parte del normal proceso emocional y varían su intensidad a lo largo del proceso de enfermedad.
Cuando la intensidad de las emociones es excesiva y produce un gran malestar o sufrimiento en el paciente y familiar, o cuando aparecen reacciones desadaptativas o trastornos psicopatológicos, es conveniente la intervención profesional.
Por otra parte, un proceso oncológico conlleva también cambios a nivel de pareja, familiar, social y laboral. Estos cambios pueden producir desajustes que requieran un apoyo específico.
«El deseo de sanarse siempre ha sido la mitad de la sanación».
(Séneca)
Así, desde Centro Psicosanitario Galiani, consideramos que el proceso oncológico requiere de un abordaje terapéutico según el cual evaluamos, identificamos y actuamos sobre todos y cada uno de los aspectos emocionales que rodean a aquellas personas que padecen esta enfermedad, con el objetivo prioritario de dotarles de las herramientas necesarias para un adecuado afrontamiento de la misma y, como consecuencia, mejorar su calidad de vida.
Referencias
Asociación Española Contra el Cáncer (2016). El cáncer. AECC. Recuperado de https://www.aecc.es/SobreElCancer/elcancer/Paginas/%C2%BFQu%C3%A9eselc%C3%A1ncer.aspx
Pilar Arranz (2006). Intervención psicológica en cáncer. INFOCOPONLINE. Recuperado de http://www.infocop.es/view_article.asp?id=521
Sociedad Española de Oncología Médica (2017). ¿Qué es el cáncer y cómo se desarrolla? SEOM. Recuperado de https://www.seom.org/es/informacion-sobre-el-cancer/que-es-el-cancer-y-como-se-desarrolla
Real Academia Española (2017). Cáncer. RAE. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=742bRjf